Cuando la Vigilante del Mar deja de llorar
Todos los días la Vigilante del Mar del Sur derramaba cinco gotas de lágrimas al agua que se convertían en estrellas de mar cuando morían en el fondo oceánico, pero hacía meses que no lloraba, y eso la preocupaba. Notificó su anomalía a las Vigilantes del Norte, del Este y del Oeste, a través del sonido de una caracola. Sin embargo, seguían llorando como siempre, lo que la preocupó más, ya que las estrellas de la zona Sur podrían extinguirse. Se comunicó a través de la soledad de una gaviota con la Guardiana del Cielo para que enviase una lluvia salada, pero le dio por respuesta que no podría porque dañaría el ecosistema. La Vigilante del Mar pasó el invierno y la primavera sin llorar y, por más que pelaba cebollas en la orilla, no le caía ni una sola lágrima. Sintió que llevaba años con ese cometido, se había hecho ya muy mayor y podría haberse secado. Llegó el verano y, con él, una gaviota que le reveló que la Guardiana del Cielo le enviaría unas lágrimas. Una noche imploró al cielo por su envío y, de repente, abatieron sobre el mar estrellas fugaces que se transformaron. Eran las Perseidas. A la mañana siguiente, un caballito de mar le dio las gracias por las nuevas compañeras, pero la Vigilante del Sur no volvió a llorar. Sintió que había llegado su hora de partir y retirarse. Caminó tierra adentro sin dejar de mirar atrás, echó raíces al lado de un río y se convirtió en un hermoso sauce sobre el que se posarían las golondrinas en primavera.
¿Cuántos corazones tiene un pulpo?
Te pregunté…
Me contestaste en lengua de signos.
Te respondí…
Con el tiempo.
Como un viejo peregrino.
Quizá haga demasiado frío.
Frío como para lembrar
y hacer con nuestra saliva
un brebaje sin antídoto para la eternidad.
Quizás sean tres mil ácaros
los que tiñen el recuerdo de opacidad.
Así, sin más…
sin dilucidar en qué corazón sientes.
Quizás ansíes mezclar
lágrimas con sabor a mar
con tu ternura salada.
Ternura petrificada.
Como la belleza cristalizada del hielo,
un delirio tenue y frágil
jamás transformaría los corazones.
No te escondas…
No te mortifiques…
Aun cuando encuentres razones.
Enloquece con la vida,
huele, saborea,
muerde, observa,
permite que la sensualidad dé forma a tus abrazos.
Patri Couto

Patri Couto, natural de Santiago de Compostela, comienza a escribir temprano, recibe varios premios menores, los cuales incentivaron sus inquietudes artísticas que desarrolla a través de la pintura y la escritura. Continúa formándose en otras disciplinas artísticas. Ha realizado cursos de moda, cine y escritura y actualmente estudia Historia del Arte. Publica su primera obra Historias a la luz de la lluvia y versos a destiempo en 2022 a la que sigue Poesías de Tiziano. Además, es psicóloga de formación con Posgrado en Comportamiento del consumidor.
La prosa poética de Patri Cuoto, nos envuelve y nos hace viajar a escenarios mitológicos y de fantasía. Nos habla de como todos contribuimos de cierta manera al devenir de la existencia en el universo. Este relato también nos muestra la transformación como símbolo de la trascendencia.
Por otra parte, la poesía de Couto es una invitación a dejar que la vida nos sorprenda y disfrutar de ello.
Gracias Patri, por compartirnos estas bellas letras.
Un abrazo.