Los ecos del amor y la ceniza, poesía de Ismael López Gálvez
- Palabra que dormía
- 25 jun
- 3 Min. de lectura
Este conjunto de poemas, inspirados por la hondura clásica y el latido íntimo del alma moderna, nos traslada a un espacio donde el amor, la memoria y la historia se entrelazan como voces antiguas que aún resuenan en la conciencia contemporánea. A través de un lenguaje refinado y una sensibilidad que dialoga con los grandes nombres del canon y del arte —Tibulo, Safo, Íbico o Beethoven—, López Gálvez nos invita a una lectura donde el sentimiento no es mero adorno, sino principio vital, contradicción eterna y sacrificio.
En estos versos se respira una nostalgia que no rehúye la verdad dolorosa del tiempo: amamos, combatimos, lloramos, perdemos; y aun así, persistimos en la evocación. Desde el amor que desafía la razón hasta la historia marcada por las ruinas de Troya y los fantasmas de la guerra, pasando por el recuerdo de un primer beso o el silencio de un escritorio vacío, cada poema nos confronta con lo más humano. Estos textos no solo honran la tradición, sino que la reaniman desde el temblor de una voz que aún cree —contra todo— en el poder de la palabra.
Los mismos
Dicen que somos otros, que jamás
seremos los que fuimos,
que el tiempo nos cincela y nos transforma,
y que hacia lo sublime caminamos.
Pero la tierra duele.
Y seguimos sitiando sin piedad
las murallas de Ilión
con un impulso más viejo que el tiempo,
con una herida más honda que el Tártaro.
Matando y sucumbiendo.
Llorando como Príamo el cadáver
de nuestros propios hombres
hasta el último vástago nacido,
hasta la última sangre que nos quede.
Si fuésemos distintos como dicen,
más allá del silencio indiferente
de antiguos mirmidones,
las lágrimas serían por la vida
de los hijos ajenos
que nunca asesinamos.
Tu venida
Te aguardo en esta noche
como la soledad espera sola:
vaciados del recuerdo.
Dispuestos a la nada
hasta que tu venida nos construya.
Sobre un fragmento de Tibulo
Amor, tengo que honrarte por las leyes
de aquella cuya sombra es claridad;
y su luz, senda, brújula y destino.
Incluso si me ordena odiar mis libros,
vender las ediciones de los clásicos,
las cartas de Epicuro, los poemas
de Íbico, Simónides y Corina,
de Safo y de la lírica monódica
—cosa tan improbable como absurda—,
aceptaría, Amor, sus mandamientos.
Es más: te doblo todas las apuestas.
Si me ofrece el veneno atroz de Circe,
los brebajes oscuros de Medea,
las hierbas destiladas de Tesalia,
y las miles de pócimas de Hécate;
confiado en su bondad, los bebería.
Historia de un beso
A José Luis Garci, por la película que inspiró este poema.
Sólo supe del mundo cuando el beso
que te ofrecí primero se hizo carne,
temblor de hoja caída y charco nuevo.
Sólo entendí el sentido de la vida
cuando huyó con los trenes que no vuelven
pero dejan las huellas de su paso.
El sabor se guardó perenne en todos
los que tras él vinieron: un fantasma
que habita las estancias de aquel día
y que regresará para llevarse
los besos que se han dado en las películas.
Te he querido tantísimo que temo
que más amor no quede para nadie.
El escritorio de Beethoven
El escritorio espera. Los secretos
de Beethoven duermen entre polvo,
bajo el miedo de Zweig: la pesadilla
de que Europa de nuevo dé su sangre.
Recuerda la metralla, los estruendos,
los gritos, el lamento de las madres.
Pero también la Octava sinfonía,
o las palabras huidas, descartadas,
de la intención primera del vienés,
que no recibe cartas ya de nadie.
No quedará ninguna prueba o rastro
de quienes emplearon su madera.
Y sin embargo, queda contra todo
como Borges predijo en su soneto:
«Las cosas duran más que nuestro olvido»,
y al perdurar nos pierden para siempre.
Ismael López Gálvez

Ismael López Gálvez (La Carolina, Jaén, 1990) es escritor, investigador literario y graduado en Filología Hispánica por la Universidad de Córdoba, institución donde cursó un máster en español. Es además corrector profesional acreditado por Cálamo & Cran y la Universidad Europea y tiene certificaciones diversas como Corrección, estilo y variaciones de la lengua española de la Universitat Autònoma de Barcelona; e Historia de la Ética, de la Universidad Carlos III de Madrid. Su obra poética se conforma de Las 88 páginas de mi libreta (Amazon, 2018), Érase una vez poesía (Amazon, 2020), Del mito al Eros (Amazon, 2022) y La piedad del leviatán (Olé Libros, 2023). Cultiva una poética palimpséstica, donde amor, literatura e identidad son los temas que vertebran su creación. Ha publicado asimismo diversos cuentos y poemas en revistas literarias como Fábula, Cariátide, Granos de Polen o Almiar, así como varios artículos académicos revisados por pares. Hace divulgación literaria en su cuenta de X (@ismaellg90) y escribe mensualmente para Zenda.
Como siempre: exquisito, Ismael.