Uno (A qué voltear)

"A qué voltear si ya no aparecerá de nuevo", se pregunta uno mientras ve la esquina por donde el auto desaparece con Ilse abordo. Uno voltea y mira, pero los ojos se nublan por la lluvia que no para. Uno se pregunta por qué la necedad de haberse enamorado. Pero uno la ve una mañana y queda prendido a sus hermosos ojos aguamarina y a su andar pausado y distraído. Uno pretende hablarle, pero es tímido; uno no se da cuenta que ella también lo ha mirado. Uno se siente feliz porque ya van tres citas, así que le dice: "Ilse me encanta tu andar". Y uno espera una respuesta, una sonrisa, pero en lugar de eso recibe un beso. Un beso que dura casi tres meses. Hasta que una mañana lluviosa le dicen que el adiós es inevitable. Uno no sabe qué decir y la mira desconcertado. Uno solo siente sus lágrimas caer confundiéndose con las gotas de lluvia del pavimento. Uno abre la boca y solo puede decir "Te amo, Ilse". "Yo te amo a ti, Josué", puede oír uno mientras siente el tierno último beso de ella que parte. Uno se da la vuelta, para no ver el lluvioso adiós.

A qué voltear se pregunta uno mientras camina a casa. Uno cena sin decir nada, se lava los dientes y sube a dormir.

Mamá sube al cuarto y da las buenas noches. Uno no puede dejar de pensar en Ilse y siente más lágrimas sobre sus mejillas. Uno las sacude mientras piensa que nadie encuentra al amor de su vida a los 10 años.

Por Jorge Salas