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«La poesía es selenográfica», poemas de Laura Mena Penedo

Entrevista de Diana Forte

Escritora y responsable de comunicación de Palabra que dormía


Hablar de Laura Mena como escritora es, sin duda, hablar de la poesía de las múltiples voces. Voces de fuerza natural que reman dentro de ella y la empujan a construir un imaginario diverso y simbolista de versos.

Y es que, pese a conocer a Laura desde hace ya algunos años, me sigue sorprendiendo la cantidad de emociones que sus poemas pueden germinar con solo una primera lectura. Su capacidad de hacer sentir que una está frente a muchas otras mujeres que viajan, discuten consigo mismas, se maravillan del instante y reflexionan sobre los temas imprescindibles de la vida es asombrosa; así como su habilidad para impregnar sobre sus propios versos la voz misma que el lector busca en ellos sin tan si quiera saberlo.

A punto de publicar su primer poemario Habitar la raíz, y con ganas de reencontrarme de nuevo con su peculiar voz poética, hoy la entrevisto para conocer un poco más sobre todo lo que abarca su mundo creativo.

Ya cuando cursamos juntas el máster de Escritura creativa me pareciste una persona de ojos atentos y sonrisa de verano, cálida y tenaz. Lo que no sabía es que frente a mí iba a encontrar a una poeta del cambio y la naturaleza, lo social y lo imprescindible. Cuéntanos, Laura: ¿qué significa para ti la poesía?

En el poema menciono que es selenográfica porque creo que la poesía tiene mucho de contemplación en general (ya sea de la luna, los astros o cualquier elemento de nuestro entorno externo e interno).

En Habitar la raíz menciono que la poesía es el ciclo del agua porque su proceso de creación me recuerda al ciclo de la lluvia. La poesía para mí es drenaje, es transformación y liberación; y, por encima de todo, es un jaque mate a la muerte y a la represión.


Una idea muy acertada Laura. Como bien mencionas, la poesía debe dialogar con temas como la muerte, la represión, el dominio también… y es algo que, por ejemplo, mencionas en tu poema «No somos robots» de Habitar la raíz: despertador, desayuno, reloj, almuerzo, […] Olvidarse de algo. / Olvidar (se). Como si la sociedad nos fuera reduciendo a meros individuos robotizados.

Creo que hay muchas generaciones que no son conscientes de la importancia que tiene la poesía y las palabras en nuestra vida. En una situación de opresión, de guerra o de dictadura es cuando se comienza a valorar la importancia que tiene y ha tenido en la historia. Solo basta detenerse a pensar en Lorca o Miguel Hernández y en los miles de poetas exiliados en el mundo, como actualmente Gioconda Belli o, como en su momento, Machado, María Zambrano o José Ángel Valente. La creación poética tiene un impacto en la sociedad y en la política. Siempre será una de las armas más poderosas contra estados de opresión. Es importante valorar la enseñanza de la poesía y la escritura, no tanto por su forma y técnica sino por el poder que conlleva su significado.


Totalmente de acuerdo, Laura. Y ya que hablas de pensar en poetas no tan lejanos, nos gustaría saber también si recuerdas cuándo comenzaste tú a escribir.

Recuerdo que a los siete años tenía mi diario y me gustaba mucho escribir cartas y enviarlas por correo postal. A los catorce años, me registré en una plataforma en la que podías tener el contacto de otras personas para cartearte, enviaba cartas a países como Argentina o Nueva Zelanda, me encantaba el formato epistolar y esa sensación de que las palabras escritas en papel pudieran viajar tantos kilómetros. De adolescente, escribí algún cuento y recibí un pequeño premio en el instituto en el que estudiaba. Más adelante, fue a través del rap que me aventuré a escribir alguna «canción» (no sabría muy bien cómo describir aquello que escribía), pero fue mi forma de acercarme a la creación poética.


Qué revelador ya desde un principio que quisieras conectar con otras personas a través de la comunicación epistolar. Siempre, desde que te conozco, he tenido la sensación de que, poco a poco, esa vocación y reivindicación del «nosotros» característica de tu poesía ha ido creando su propio espacio. Cuéntanos, Laura, ¿escribes por necesidad o por ejercicio poético?

Yo encontré en los libros y en la escritura un refugio, una conexión con el mundo intelectual y emocional, que no he encontrado de otra forma. Siempre fui muy inquieta, y necesitaba ese tipo de estímulos, conocer otras culturas, otras formas de ver la vida, otros universos. La escritura para mí siempre ha representado una forma de revelación y rebeldía ante lo que nos es impuesto, una forma de libertad propia, de comprender y comprenderse, de aprender y desarrollarse artística y emocionalmente. Con el paso de los años, se ha convertido en una necesidad real.


Ahora una pregunta imprescindible, aunque ya nos comentaste un poco anteriormente, pero ¿cuáles son algunas de tus influencias literarias?

A través de mi club de lectura malagueño «Las luciérnagas», formado por mujeres a las que tengo un cariño muy especial, descubrí muchos autores, entre ellos, poetas como Gioconda Belli, que revolucionó por completo mi forma de acercarme a la poesía. Mi profesor de Lingüística y admirado poeta Francisco Ruiz Noguera también cambió mi forma de entender la poesía con su poemario La gruta y la luz, así como el granaíno García Montero. Otros poetas que me han fascinado y aún lo siguen haciendo son Ángel González, José Ángel Valente, Pizarnik, María Zambrano, Clara Janés, Rosalía de Castro o Luz Pozo Garza. Estos dos últimos años mi admiración se la debo a la literatura portuguesa, a Fernando Pessoa, cuyo Libro del desasosiego es mi oráculo. A poetas como Sophia De mello, Florbela Espanca, Sa Carneiro o Soares han sido un gran hallazgo. Tampoco podría hablar de poesía sin mencionar novelistas que tienen a mi parecer una poética muy importante en sus obras como José Saramago, Antonio Tabucchi, Ana María Matute, Julio Llamazares, Clarice Lispector, Tatiana Țîbuleac o Sándor Márai.


Qué buena selección de poetas, ¡y para todos los gustos! Por cierto, mentas a Pessoa y su Libro del desasosiego como un oráculo que te guía en tu proceso de escritura. A la hora de sentarte a crear versos tú como poeta, ¿tienes pues algún tipo de ritual que acompañe a tu escritura?

Me inspiro especialmente cerca del agua (el mar, el océano o el río), o en mi rincón de escritura junto a una ventana. No tengo un ritual concreto, pero sí es cierto que el contacto con la naturaleza le profiere al proceso un valor añadido para mí.


Para finalizar, y antes de deleitarnos con tu poema, me gustaría despedirte con una pregunta personal: ¿qué es aquello que te gustaría que tu poesía evocase en el lector?

En uno de mis poemas del poemario Habitar la raíz justo hablo de esto y confieso que me gustaría conseguir: llegar al corazón de las personas con las manos. Evocar cualquier tipo de emocionalidad y de autorreflexión, cuestionamiento de las leyes que rigen la vida, la muerte y nuestra sociedad.


Muchas gracias por este reencuentro tan agradable y por tu maravillosa y variada voz poética. Espero que los lectores disfruten tanto como yo de esta entrevista y de tus versos.



 

La poesía es selenográfica


Una constelación de mapas

de colores que solo existen

en mi imaginación

como líneas

que se entrecruzan

y tienen vida propia;

líneas de fronteras

que no son estáticas,

viven en una continua mutación,

como una obra de arte

en movimiento.


Fuimos un eclipse entre dos astros,

también un impacto

solar - Ilios

la causa de un nuevo cráter

lunar -Selíni

y ahora te llevo dentro de mí

en esta esfera terrestre

como una dicotomía,

como un claroscuro,

como una contraposición,

un extraño contraste

y una hermosa rebeldía.



A través del aire resuenan las palabras


Conecto con el viento

al igual que las palabras.

El viento es un silbido, a veces,

un susurro al oído

que arroja ideas a través del aire.

También es vapor, llamarada caníbal.

Es la fuerza que acompaña un diluvio

que arrastra consigo energía estancada

que hiere con su violencia.


Y el viento es, a veces,

la calidez de una bruma silvestre

que enciende cadáveres a su paso,

que conecta a los vivos y a los muertos

en un vaivén que huele a roble, eucalipto y pino.


El viento, a veces, deja un hueco vacío

o regala la plenitud de un cuerpo henchido.

Al final, el viento es también música,

el timbre de una voz nueva

que puede cambiar nuestra vida

para siempre.


Laura Mena Penedo





 

Semblanza


Laura Mena Penedo (Algatocín, España - 1991) estudió Traducción e Interpretación en la Universidad de Málaga, donde actualmente trabaja como intérprete-informadora. En 2015, realizó un máster en Escritura Creativa en la Universidad de Sevilla, y desde entonces ha desarrollado su destreza en el ámbito literario. Imparte su taller de escritura creativa y realiza asesorías y revisiones a través de su proyecto La golondrina literaria; es integrante del club de lectura «Las luciérnagas», con compañeras de la universidad; ha vivido año y medio en Lisboa, ciudad en la que terminó de escribir su poemario Habitar la raíz, que será publicado próximamente por la Editorial Con M de Mujer. Ha sido formada en Didáctica del español por el Instituto Cervantes de Lisboa y ha realizado la revisión de estilo del poemario Lapislázuli, un sueño (Universo de Letras, 2024) de Araceli Gutiérrez Olivares y la revisión ortotipográfica de su otro poemario: Sjø Mar (Lermontova publishing, 2024).


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