Versos en danza, poesía de Luz María de la Hera
- Palabra que dormía

- hace 6 horas
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La poesía de Luz María de la Hera Molina nace de una experiencia vital intensa: escribir como forma de comprender y sostener lo vivido. En sus versos, la pérdida y el amor se enfrentan sin ornamento, con una voz que busca más la verdad que el consuelo. Su formación en danza y su relación con el cuerpo dotan al lenguaje de ritmo, de gesto, de una cadencia que se filtra en el lector como agua por los resquicios. En ella, la emoción se enuncia con la claridad de quien ha aprendido a mirar al dolor sin miedo.
En La puerta abierta, su primer libro, Luz María parte desde la fragilidad más pavorosa y va curtiéndola, poco a poco, hasta que uno aprende a vivir con ella. La suya, por extensión, es una poesía de crecimiento y reconstrucción, donde cada poema se torna acto: estar viva, sentir y decir. En esa fidelidad a lo que es, su voz se abre paso con naturalidad, sin pose ni artificio, como la verdad que no necesita maquillaje sino desnudez.
Ismael López Gálvez
Poesía
EN LA HERIDA
Vacía me he quedado
buscando el magma
en la verdad de mi manto.
Con pragmatismo oscuro
mentira incierta,
como emoción sin cuerpo
como huida arrancada
al impreciso submundo
que habitan estos huesos.
¿Qué hay después del dolor?
Me pregunto cuánto dolor
habita el vacío
y cuánto el sufrimiento
de saberse nada
y aún siendo nada
donde todo es oscuro
más me veo,
donde ya crees no sentir
sigue doliendo.
Cuando la emoción es tan fuerte
que deshabita el cuerpo
lánguido su basta forma
se mantiene,
habita el tiempo y en ti
la nada.
El ser esparcido como ceniza
el cuerpo sin sostener una caricia
carente en su totalidad
de ser capaz de sentir
después de tanto dolor.
Morada despedazada
desaprendida de la ausente vida
sigue el cuerpo su función
mientras el ser anidado
se mantiene en la herida.
LA MUSA DE LA HIEDRA
La musa de la hiedra
es bendecida por la tierra.
Se desliza fértil por la raíz
esculpida en agua,
tallada en lienzo
y forjada en campo seco.
Las hojas de la hiedra
pintaban verde melancolía,
junto al triste sendero
que la nostalgia componía.
Ahora la musa las enjuaga
y extrae olorosa música
sinfonía de azahares
elegía temprana de la flor no nacida.
La musa trepadora
asciende entre la hiedra
y mecida por el viento
crea medicina para las venas.
Raíces y venas,
susurra un tenue corazón.
Raíces y venas,
latente en esta hiedra.
Lobulosas y brillantes
son sus hojas tan fugaces,
como la musa que es arpegio
entre los tallos y el tiempo.
NO ERES PRESTADA
Mujer
no te cubras de polvo.
Eso déjaselo a los trapos
a los muebles.
Eres joven, florece.
¿Es que no ves cómo enrojeces?
Tu mirada se dora al sol
y en tu piel se escribe
la vida.
No eres prestada, eres suficiente.
Eres más de lo que interpretas
y más de lo que espera,
de ti.
Entrevista
Luz María, ¿cómo descubriste en la poesía un camino de expresión y de sanación personal?
La poesía me salvó. Me rescató del dolor y de mi propio pozo. Más bien se vio con la potestad de sacar mi verdadero yo que estaba bajo llave y enterrado. Y digo que se vio con la potestad porque en realidad la poesía y yo siempre fuimos una, pero yo no lo sabía. El detonante fue el fallecimiento de mi madre hace dos años. En ese preciso momento en el que sentí que ya no volvería a ser la misma, la puerta quedó abierta. Abierta a los miedos más profundos y a la más pura fragilidad que ella ya no podía arropar. Sin embargo, me dio una valentía que no había conocido hasta entonces. Se derrumbó el muro de expectativas inalcanzables que me había construido desde niña y donde solo había dolor, solo había espacio para sanar, para expresar y para ser, y eso ocurrió a través de las palabras. Como expreso en mi poemario La puerta abierta: «Cómo iba yo a saber, que me rompería y construiría a la misma vez».
Tras esta experiencia tan reveladora y transformadora, surge una honda curiosidad por conocer qué voces acompañan tu camino poético. ¿Quiénes son los autores con los que tu espíritu se siente más cercano?
He estado muy influenciada por grandes poetas a lo largo de toda mi formación en danza española y flamenco, y sin duda eso fue calando hondo en mí. Mi espíritu ya buscaba esa conexión poética. Sin duda Federico García Lorca ha sido un gran influyente para mí. Bodas de sangre, La casa de Bernarda Alba y Yerma han sido obras pilares en las que la danza se ha inspirado, como es el caso de la versión de Bodas de sangre de Antonio Gades, referencia para la danza española. Recientemente he vuelto al mundo de Lorca, pero más desde la profundización literaria, en unión con todo el conocimiento que ya recibí del mismo desde la danza.
Desde toda esta evolución, personal y artística, siguen marcando el transcurrir de mi camino poetas como Miguel Hernández, Rafael Alberti, Emily Dickinson y Mercedes Alario. Sin embargo, esta sed está más viva que nunca y el camino me va interconectando con aquellos poetas que es el momento de descubrir o volver a leer, y esto me parece mágico.
Esa búsqueda constante, ese encuentro con nuevas voces y con tu propia esencia a través de la palabra, nos lleva a reflexionar sobre la naturaleza del creador. ¿El poeta nace o se hace?
Creo que el poeta nace. Esta sensibilidad matriz y esta forma de sentir y percibir, se desarrolla sujeta a las influencias externas, es decir, al contexto social y personal de cada uno. Su desarrollo, su formación, su entorno, sus vivencias. Es desde ahí y desde el marco de la identidad de donde se nutre la voz poética. Pero así como la poesía es vida, la vida es poesía. Todos la necesitamos y a todos, de alguna manera u otra, nos acaba sacudiendo.
Después de comprender la poesía como una fuerza vital y una forma de ser en el mundo, surge casi inevitable la siguiente pregunta: ¿Cómo definirías la poesía?
La verdad no la podemos tocar, pero la podemos sentir y la podemos leer. Eso para mí es la poesía. Un refugio lleno de verdad. La poesía no osa juzgar qué tanto sentimos y sufrimos en nuestra humanidad, simplemente nos da el más sincero canal para expresarlo.
Tu relación con la palabra revela una sensibilidad que abraza la vulnerabilidad y la autenticidad. Desde esa experiencia tan profunda, ¿qué consejo darías a aquellas voces que apenas empiezan a elevar su canto?
Les diría que se escuchen a sí mismos y que apuesten por su autenticidad, todos tenemos nuestra propia voz. Y sobre todo y lo que para mí es crucial, que no dependan de la validación externa. Creo que el artista lo es por sí mismo y no solo a los ojos de los demás. Que se enfoquen en expresar y luego en transmitir y en comunicar, sin la espera constante de esta validación. Como escribí en un poema: «No permitas que otros sean dueños de tus alas, porque eso te quita libertad, y no hay nada más pleno, que la libertad de poder ser quien eres».

Semblanza
Luz María de la Hera Molina es una poeta y bailarina nacida en Cádiz (España), licenciada en las enseñanzas superiores de Danza, en la especialidad de Coreografía de Danza Española y Flamenco por el instituto de danza Alicia Alonso y la Universidad Rey Juan Carlos.
Ha publicado su primer poemario, La puerta abierta, en 2024. También ha colaborado en la antología Las reinas de la colmena en ese mismo año.
Recientemente algunos de sus poemas han sido publicados en revistas de poesía como Santa Rabia Poetry.
Desde entonces, no ha dejado de escribir y continúa explorando y construyendo su línea artística, en lo que ella expresa al recitar como «El movimiento narrando el verso», poesía viva en la unión de voz, danza y música.
Su objetivo es seguir trabajando en ello y en la cohesión de las diferentes disciplinas artísticas.





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