Minimalismo y mordedura, poesía de Laura Márquez
- Palabra que dormía

- 28 sept
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La mirada de Laura Márquez hacia el mundo, o de la poesía dentro del mundo hacia Laura, es una mirada que no conoce pausas ni puntuaciones, que se mueve entre espacios metafísicos y preguntas de desgarradura personal en la otredad. Su voz poética encarna una extranjería radical, no solo respecto al mundo exterior, sino respecto a sí misma: «ya no me llamo / ya no me nombro». Como si escribir fuera un acto de desaparición, de vaciamiento, de dejarse decir por lo que se va desintegrando.
La poesía de la poeta argentina no busca explicar ni abrazar, sino «lamer ojos al rojo vivo, tragar silencios, escupirse en pedazos». Todo el cuerpo está puesto en tensión, y con él, la palabra. En sus versos no hay lugar para la complacencia: cada línea se escribe como quien se lanza en ebullición. No hay redención ni salvación, solo una búsqueda insistente que arde y pregunta: «¿alguien hablará de mí / como se habla del silencio?».
Los poemas de Márquez se sostienen con la fuerza de lo no resuelto, con una respiración que parece contenerse mientras late, constante, una sensación de pérdida, de desplazamiento, de ausencia convertida en forma. Afina suavemente y entra con desbordado vigor el yo dañado por la hendidura vital que es existir. Dentro de sus versos, Laura Márquez se cuestiona si realmente habrá un otro que la recuerde, si la palabra que es su nombre reverberará en lo cotidiano extraño.
El verso libre en su poesía es una elección estética y vital en la que no hay puntuación que contenga ni cierre, porque el pensamiento no cesa, porque la experiencia no clausura. Y es precisamente esa sensación de pensamiento continuo, de «alguien que dirá que todo es mentira / que no hay lenguaje / que no hay clemencia / que no hay destierro», lo que da a sus textos una densidad existencial que se percibe no solo en el contenido, sino en la textura misma del lenguaje. Minimalismo y mordedura, dureza y sensibilidad. La mirada poética de Laura se vuelve testimonio y trinchera, un lugar donde lo íntimo se torna colectivo y la herida, aunque no cierra, encuentra un cauce.
Poesía
I
Serme
como un relicario
gestado
dentro de mi vientre
en penumbra
clamándole al viento
la fortuita muerte
de ya no serme
II
Todo comienza por la fe:
porque ceguera vive
en la imitación
de su oscuridad
Y hay un punto
un llamamiento
algo amurado
Hay un asesino de luz
detrás nuestro
III
No hay palabra absoluta
—decir no devora
el extinto cadáver
de nuestra miseria animal—
Barro llueve Aire muere Flor muere
ojos mueren blancos por mirar paredes
Y el pájaro gasa despierta
en mortal misericordia
en oscuro porvenir despierta
Despliega sus alas
Abraza la caída
IV
Respirar
esta primavera gris
respirarla con mis ojos
Y en piel abierta
solo un nombre existe
Y entre los nombres
solo su nombre cometo
V
¿Tendrá la muerte cara de mujer?
¿Respirarás la intemperie de su nombre
encerrado en tu boca?
Y cuando tu vientre no sea morada de versos
Y cuando tus ojos sean dos tajos ciegos
—ya no flores benditas—
¿Amarás en silencio
mordiendo en tu lengua
la desgarradura?
Porque moriste tantas veces
como un pájaro hereje
hasta nacer sin memoria
Poetry / Poesi
IV
To Breathe
his gray spring
to breathe it in with my eyes
And on open skin
only one name exists
And among all names
only her name I commit
IV
Å anda
denne grå våren
å anda han inn med auga mine
Og på open hud
finst berre eitt namn
Og mellom alle namna
er det berre hennar eg bind meg til.

Laura Márquez nació en 1981. Es Trabajadora Social, escribe desde hace más de 30 años y coordina talleres de poesía. Fue gestora cultural en Culturama, colaboró en la revista literaria Irredimibles y actualmente en la revista de literatura y arte con sede en Noruega, Palabra que dormía.
Algunos de sus poemas fueron publicados en las revistas Kametsa (Perú), ENNews (El Salvador), Re-lente (Venezuela), Irredimibles (España) y El Guardatextos (México).
Participó en dos ocasiones de la sala digital en la Feria del Libro de Caracas, Venezuela.
A comienzos de 2023, Ergo Editores publicó su primera obra de pequeño formado: Poesía Deshabitada (disponible en Amazon).
Escribo poesía, algunas veces, para darle luz a lo
oscurecido, y otras tantas, para oscurecer la herida
incandescente.
Escribo en el ahogo, como una confesión del silencio.
Escribo como modo de descorrer el velo.
Pero sobre todo, escribo porque en ese acto de fe, en
esa imposibilidad, Soy.





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