Reseña - «Unos ojos verdes sin vida» de Víctor Sentelles (Loto azul, 2025)
- Palabra que dormía

- 20 jul
- 4 Min. de lectura
Título: Unos ojos verdes sin vida
Autor: Víctor Sentelles
Editorial: Loto azul
Año edición: 2025
ISBN: 978-8410366176
Páginas: 240
Encuadernación: e-book / Pasta blandaPor Diana Forte
Llega el verano y uno empieza a buscar con ganas al compañero ideal para llevar en la bolsa de playa. Entre la toalla, los crucigramas, la crema solar y la sandía a medio cortar, un libro siempre se cuela dentro de nuestros indispensables para bajar a pasar el día entero frente al mar.
La mayoría de los lectores somos fieles a los géneros que sabemos que nos han funcionado otros años —a mí siempre me asombran la poesía, los dramas históricos o una buena narración de ciencia ficción—. Sin embargo, al igual que el tiempo pasa, uno quiere salir de su zona de confort, sentir que por fin le van a sorprender. Y es aquí cuando Unos ojos verdes sin vida, la novela negra del escritor catalán Víctor Sentelles, se convierte en el primer candidato de horas y horas de estímulos marítimos que nada tienen que envidiarle a la mejor ronda de Cluedo.
Unos ojos verdes sin vida, es la ópera prima del catalán Víctor Sentelles, un thriller policiaco que recupera el sabor clásico del misterio con una narrativa contemporánea, directa y ágil. Publicada por Editorial Loto Azul, la obra se enmarca en un pequeño municipio en el que el hallazgo del cadáver de Lucía Romero, una profesora de música, reabre una herida del pasado: un asesinato sin resolver ocurrido treinta años atrás exactamente en el mismo lugar.
El caso es asignado al inspector Carlos Robles, veterano del crimen anterior, y a su compañera, la subinspectora Sara Nieto, un tándem bien compenetrado que recuerda al mítico dúo Holmes–Watson. Robles aporta la experiencia y la intuición curtida, mientras que Sara representa el orden, la inteligencia metódica y la lealtad incondicional. Juntos se embarcan en una investigación marcada por los giros imprevistos, los secretos enterrados y una red de sospechosos que parece multiplicarse a cada instante.
Sentelles construye su novela desde una óptica claramente influida por el thriller clásico. Se percibe en la forma en que dirige la atención del lector, lo despista y lo hace sospechar de casi todos los personajes que rodean a la víctima. Este juego de espejos recuerda al estilo de Agatha Christie, a quien el autor parece rendir homenaje a través de una trama cerrada, de ritmo rápido y con toques psicológicos que se basan en su experiencia real al haber sido trabajador del sistema penitenciario durante años.
Lucía, la víctima, es presentada desde el inicio no como un simple cuerpo sin vida, sino como una mujer compleja, independiente, atractiva, con una vida relativamente normal pero marcada por un pasado sentimental difícil y un exnovio con adicciones. Su muerte no es solo el desencadenante de la trama y el principio de la novela, sino también un punto de conexión y empatía para el lector, que ya la ha conocido lo suficiente como para extrañarla.
Uno de los grandes aciertos de la novela es su lenguaje: directo, comunicativo y funcional. Sin caer en excesos ni artificios. La prosa de Víctor Sentelles se centra en lo esencial. No abusa de las descripciones, evita lo soez y no se recrea en la violencia. Todo está al servicio de la historia. La claridad con que presenta a los personajes evita confusiones, y la estructura en capítulos breves favorece una lectura fluida y absorbente.
El componente sorpresa también está bien insertado. La revelación final ofrece un giro efectivo clásico cliffhanger que da sentido a todo lo anterior sin resultar forzado y hace verdaderamente dudar de si habrá una segunda parte de la historia. El lector llega al final con el deseo genuino de saber qué ha pasado y, sobre todo, por qué. Las reflexiones del asesino, en particular, están construidas desde un punto de vista realista y escalofriante, lo cual hace que el autor construya una capa de verosimilitud que invita a querer más.
Aunque, como ya mencionaba anteriormente, la novela no se adentra en grandes complejidades emocionales, su narrativa apuesta por una lectura accesible y bien equilibrada, que no abruma ni exige un alto nivel de implicación emocional. Su mayor virtud reside precisamente en eso: es una historia que se disfruta de principio a fin, que entretiene con eficacia y deja al lector con la agradable sensación de haber vivido un buen misterio.
¿Es este suficiente motivo para leer Unos ojos verdes sin vida? Sin duda, pues la ambientación cercana —lugares comunes, trabajos comunes, personajes reconocibles— facilita la inmersión del lector en la historia. Además, puede ser una excelente puerta de entrada al género del thriller o un descanso refrescante para quienes lo frecuentan habitualmente.
En definitiva, los géneros que ya son viejos amigos siempre tendrán un lugar en nuestra bolsa de playa, pero si quieres ser vapuleado por algo diferente, esta novela negra, no solo te llevará cuestiones que no dilucidabas, sino que además, antes de cerrar la sombrilla y volver a casa, te dejará una última pregunta abierta al cerrar el libro: ¿realmente sabemos lo que esconden las personas a nuestro alrededor?
Entrevista a Víctor Sentelles






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