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Vestigios del incendio, poesía de Liliana López León

Hay palabras que no buscan cerrar nada, sino dejar abiertas las fisuras por donde entra la vida. Lo que se dice aquí no parte de la calma, sino del temblor; del cuerpo que se rinde antes de tiempo, de las fuerzas que flaquean, de la sospecha constante de que algo —la lucha, el amor, el fuego— quedó inconcluso. Esta poesía habla desde esa interrupción. No le teme a la muerte, pero tampoco la acepta dócilmente; la enfrenta con las manos aún encendidas, con la voluntad intacta de destruir lo que no sirve, sin pedir permiso.


     Los poemas transitan un territorio feroz y casi mítico, donde la infancia no es refugio, sino intemperie. Hay niños expulsados, lobos que amamantan, árboles que guardan preguntas sin respuesta. La humanidad aparece como un accidente dentro de una naturaleza que observa y calla. Lo salvaje no es amenaza: es origen. Lo que duele no es el exilio, sino el olvido. Así, la palabra se vuelve rastro, ladrido, grieta. Un modo de seguir atados a lo que fuimos antes de saber hablar.


     Y sin embargo, también hay ternura. Los fantasmas no asustan: vienen a mirar, a acompañar el sueño, a ofrecer una visita breve como los dientes de azúcar que se deshacen en la boca. La muerte, en estos versos, no es solo ausencia; es diálogo, es danza, es una voz que canta al otro lado si alguien se atreve a bailar sin música. Esta poesía no pretende redención ni consuelo. Solo seguir nombrando. Solo seguir ardiendo.


Entrevista


Antes de escribirla, todos fuimos tocados por la poesía de alguna forma: una voz lejana, una canción incomprensible, un susurro leído en voz alta. A veces llega como un juego, otras como una herida. Pero siempre hay un momento —mínimo, borroso o fulminante— en el que la poesía nos rozó por primera vez. Liliana, ¿cuál es tu primer recuerdo en torno a la poesía?  

  

     Tengo varios recuerdos. En casa, mamá, papá y hermanos siempre leían, escuchaban música y cantaban. Recuerdo también que en la televisión abierta transmitían la lectura de poemas. No sé si era un programa de fomento de la cultura, no recuerdo el contexto. Solo recuerdo que no era visualmente atractivo: era un texto que se movía como la apertura de Star Wars, o que tenía transiciones con disolvencias, con un fondo de flores, una mujer con vestido campirano o un cesto de frutas. Supongo que utilizaban pinturas famosas para acompañar el poema. A pesar de todo esto, se me quedó muy grabada la forma en que los actores de voz leían las palabras. Había emociones en juego que yo no hubiera podido escuchar de forma cercana. Me parecieron voces lejanas, que sentían mucho lo que decían.   


     Después, los acercamientos más formales vinieron de la escuela, de esos textos escolares que aún me parecen preciosos: los libros de lecturas de la Secretaría de Educación Pública (México) y su Rincón de Lectura. En la memoria también guardo con cariño la escritura de calaveritas para el Día de Muertos. 

  

Entre lecturas, voces lejanas y libros escolares, la poesía fue entrando poco a poco en tu vida. De escucharla a escribirla, hay un salto íntimo, inevitable. ¿Por qué escribes?

  

     Escribo porque la palabra es mi medio, quizás el más esencial en mi corazón. Escribo también por los silencios. Escribo porque tengo preguntas, aunque no importa si se responden o no. Escribo porque me gusta leer. Escribo porque me gusta explorar mis miedos y mis esperanzas. Escribo porque me da mucha vida. Escribo por trabajo y consigna. Escribo porque es divertido. Escribo para hacerlo mejor cada vez. Escribo, aunque a veces sea difícil. Escribo por las personas que no tienen y las que no tuvieron la oportunidad de escribir. 


Podríamos decir que la escritura nace en diálogo. A veces con quienes admiramos, otras con quienes nos desafiaron sin saberlo. Las voces que nos habitan también escriben con nosotros. ¿Cuáles son tus mayores referentes poético-literarios?  

  

     Casi siempre hay algo de los géneros fantásticos en mi poesía, a veces es algún elemento pequeño como una criatura, y a veces un universo. Por eso, además de poetas como Anne Carson, Mary Oliver, Alejandra Pizarnik, Terry Tempest Williams, Charles Simic, también encuentro resonancias en lo que hago cuando leo a Bora Chung, Philip K. Dick, Juan Rulfo o Edward Carey.  


     Me gusta explorar los poemas de mis narradores favoritos, como la poesía de Ursula K. Le Guin. Entran también en mis referentes otros artistas de otras disciplinas como David Lynch, Wong Kar-wai, Sofía Coppola, Wim Wenders, Remedios Varo, Anna Biller, Julieta Venegas, Bob Dylan, y puedo seguir… Supongo que nos nutren cosas de las que ni somos conscientes, como la divulgación científica que leemos, el cine, los cómics y las series que vemos. Incluso nos dejan algo los memes y las noticias falsas que deambulan por Internet.


     A veces me sorprendo encontrando ecos de lo que me gusta escribir, aunque no fuera algo que estuviera entre mis listas u obras favoritas.  

  

Detrás de cada poema hay un misterio. ¿Nace de un momento de revelación o del oficio silencioso y constante? ¿O de ambos a la vez? ¿Es la inspiración o el trabajo lo que crea tus poemas?  

  

     Bueno, creo que tengo cierto impulso cohabitando con constancia y algo de disciplina. Pienso que a veces se cree que hay que esperar a sentir inspiración para escribir. Muchas personas todavía creen que el artista, en este caso el poeta, recibe una iluminación casi divina, repentina y urgente que le permite crear. Esto puede ser engañoso, pues es una motivación pasajera y los momentos ideales para escribir no existen. Creo que es mejor buscar y luchar por el espacio y el tiempo, dedicarse. En mi experiencia, trabajar e intercambiar ideas con otras personas es más inspirador que cualquier cosa. 


 

Con el tiempo, la escritura también forma una identidad. A veces clara; otras, en transformación, pero siempre en diálogo con lo vivido y lo escrito. ¿Cómo te definirías como escritora/poeta? 

 

     Es extraño hablar de una misma, lo voy a intentar. Soy una escritora con curiosidad, quiero explorar historias y voces. Pienso mucho en la muerte, en la condición humana, en los animales, en los viajes, en los monstruos, en mundos maravillosos, tanto imposibles como posibles. Creo que el oficio de escribir es noble y a la vez exigente. Me gusta que otros se acerquen a la escritura y hago lo que esté a mi alcance para apoyar esta actividad. Me gusta apreciar el trabajo de autores contemporáneos, estén o no escribiendo de mis temas o géneros favoritos. 


     Escribo de día, corrijo a cualquier hora. Dibujo, hago diagramas, grabo notas de voz. Creo que la literatura nos une y nos salva. Necesitamos contarnos historias, celebrar el encuentro y la palabra. 

 

Muchas gracias, Liliana, ha sido un verdadero placer. Nos gustaría que nos compartas un verso que siempre te acompañe.

 

     El monólogo de Roy Batty en Blade Runner: «He visto cosas que ustedes nunca hubieran podido imaginar [...] Todos esos momentos se perderán en el tiempo, igual que lágrimas en la lluvia. Llegó la hora de morir».


Poesía


CUENTAS PENDIENTES


Se asoman pistas de que la muerte me llegará joven.  

No demasiado,

la vida no me tortura.   


Pero sí tan joven para que lo digan  

delante de mis cenizas.  

  

Aunque tengo buen rostro y cabello oscuro  

mis fuerzas caen, azarosas.  

Y sueño con más frecuencia  

que mis piernas se doblan. 

 

Para poder sentarme frente al sol  

con las manos cruzadas y tranquilas,  

antes debí 

poner en esas mismas manos 

una bola de fuego.  


Destruir castillos y penumbras   

estatuas y leyes.  

  

He luchado muy poco

en la trinchera de un escritorio.  


Los enemigos me recuerdan con dulzura. 

Dicen mi nombre 

como si hubiéramos crecido juntos. 

Pero yo quiero que tiemblen, 

que teman odiar 

a los que siguen odiando. 

Por esa razón 

mi cadáver será joven 

tendrá cuentas pendientes. 

 

Mi esperanza es 

que en otra vida naceré animal. 

Abriré mi bolsa 

y ya tendré piernas fuertes.

 

Recordaré,

destruiré lo que no sirve

sin autocompasión del dolor o fatiga. 

Y me importará poco si trasciende mi palabra.



ÉRAMOS CACHORROS SIN PELO


Era la tierra del Clob 

el dibujo de un sitio. 


Los lobos criaban humanos 

que lamían para amarlos.

Después los destetaban, 

violentos.  

  

Éramos cachorros sin pelo  

expulsados

confundidos

que algún día  

se defenderían de algo. 

  

Los árboles corrieron el rumor 

dos niños lobo gruñeron 

luego risas que,

hipnotizaron más que el fuego. 


(Si acercas tu cara al suelo

podrás escucharlos).

  

Muere la tierra del Clob  

y le hacemos todos

una cama con los brazos.


No tenemos a dónde ir.


Ahora haces preguntas  

que ni el árbol puede responder.  




VISITA DE AZÚCAR


Para mi amiga Malibé R.



Desde el otro mundo viene, 

viene mi madre. 

 

Igual que los dientes de azúcar 

que se caen en sueños 

su visita se humedece,  

se esfuma. 

 

Ella es así entonces, 

dulce. 

 

Los fantasmas vienen a revisar  

que todo va bien.  

¿Por qué no te quedas? 

Es que hay mucho que hacer allá. 

 

Me acuesto

como si preparara un gran viaje. 

Zapatillas puestas 

vestido de tul y purpurina. 

 

Le digo a mi madre:  

Estos son los pasos que aprendí 

mientras estabas fuera. 

 

Bailo, bailo  

sin música, sin música. 

Para que del otro lado 

tú puedas cantarme.  


ree

Fotografía: Francisca Pageo


Semblanza


Liliana López León (Mexicali, 1984) es una escritora bajacaliforniana que vive en Barcelona. Ha publicado cuentos, relatos y poemas en revistas como Sputnik, Espejo Humeante, Especulativas, Colectivero y El Septentrión


     Obtuvo el Premio Estatal de Literatura 2022 de Baja California por el poemario Este vientre es un conejo de carbón. En el 2024 obtuvo el accésit del I Premio Nacional de Poesía Lorcabiciudad con el poemario Animal de silencios. Su cuento «Nuestro capitán sueña con ríos azules» forma parte de la antología Lo mejor de la ciencia ficción mexicana 2024. Participa en las antologías Extrañamientos, Raras e inquietas y en Todo futuro es temporal. Es doctora en Medios, Comunicación y Cultura por la Universitat Autònoma de Barcelona. 


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