Oscilaciones poéticas suceden en la Lírica de Francisco Carrascal
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Entrevista
Francisco Carrascal conjuga pensamiento crítico y emoción profunda. Capaz de moverse con soltura entre lo colectivo y lo íntimo, entre lo cósmico y lo cotidiano, este autor nos sorprende con una poesía que oscila pendularmente entre la reflexión existencial y la confesión emocional. La vastedad de su universo poético, así como las heridas personales, componen una coral maravillosa de armonía dentro de lo que parece una voz que se contradice, pero que llega a transformar el mundo de aquel que se zambulle y se impregna de él. El poeta se aparece en ocasiones, como un homo casi sapiens que aún no ha aprendido del todo a habitar el mundo que va modificando a su paso. La mirada de Francisco Carrascal es una mirada que nos repliega hacia lo vulnerable; directa y casi confesional. Aquí el lenguaje no pretende deslumbrar, sino decir lo indecible: lo que queda después del miedo, del amor fallido, de los encuentros que no pudieron ser.
Sin adornos, con una poesía honesta y pensante, hoy os acercamos al mundo de un autor que observa con asombro todo lo que le rodea para convertir el dolor en algo más que dolor, para transmutarlo en belleza y luz esencial y hacerlo llegar a todo aquel que lo necesite.
Conozcamos más de cerca al autor de Como el aire espeso, apuntes sobre el desamor. Francisco, ¿qué le inspira a crear?
El proceso de creación no es fácil de definir. Yo no sé convocarlo a una determinada hora, ni en un determinado lugar. Escribo cuando sale, sale cuando quiere. La inspiración está agazapada siempre, cuando le apetece se expresa, en el metro, por la calle, en la mesa, en la cama y toca levantarse para garabatear algún verso. No hay nada concreto que lo precipita. Puede ser un roce, un olor, la visión de algo, un recuerdo. Y después de esto, la magia.
¿Qué significa para usted la poesía? ¿Desde dónde cree usted que observa el mundo el poeta?
El poeta escribe desde dentro y desde las influencias de fuera. Se transforma en un crisol donde se interpreta el mundo que nos rodea desde los filtros íntimos propios por la experiencia y la costumbre. La poesía es la precisión del lenguaje, es el ejercicio del lenguaje y de ahí parte su inmenso poder.
Un autor o referente que le haya marcado.
Intento leer lo que cae en mis manos, desde los poetas consagra-dos (Neruda, Lorca, Gamoneda…) hasta los y las que no lo son todavía (Iván Onia, Triano…). Aun-que siempre será un referente para mí la poesía de Miguel Hernández, sobre todo la del poeta maduro, comprometido y castigado por su tiempo.
Un verso o poema que siempre le acompañe.
Tengo una clara imposibilidad de retener en la memoria un poema o tan siquiera una estrofa. Quizás por ello no tengo un poema o un verso concretos. Para mí la poesía que me sirve es aquella que me deja por un instante sin respiración, indepen-dientemente de quien haya generado el producto literario o cuándo lo haya hecho. En no pocas ocasiones ese verso.
Poesía
El mar, con su ritmo de útero y sus silencios entre estruendos, siempre es nuevo como un pálpito de naranjas, siempre renace joven en cada sístole, su edad se oculta tras un cortinaje de idas y venidas turquesas, rojizas y blancas.
Quise ser sabio frente al mar y poder adivinar sus lecciones, atender mis tareas pendientes, endulzar mis heridas, aliviar las grietas, masajear ausencias, hurgar con los dedos en un bote de miel o en una vulva húmeda.
Quiero ser sabio frente al mar, entender su idioma, desentrañar su Rosetta, redimir mis pecados, alcanzar el precipicio y levitarlo.
Y quizás, con suerte, hacer las paces de una vez con él y poder, al fin, descansar.
Del poemario Como metralla
Contigo entendí el vacío en un plato,
vacío en las estanterías de los no-libros,
el vacío del aire entre los dedos cruzados de nuestras manos cogidas
mientras caminábamos por nuestra calle.
Vivimos-morimos durante casi mil años,
presenciamos astillas, piedras pulidas,
flores rotas, maderas talladas,
nidos de pájaros sin pájaros en el suelo.
Presenciamos atardeceres en el balcón del ático,
hicimos el amor como si el tiempo fuera un niño pequeño
con todo su tiempo por gastar.
Aquella playa de Cádiz donde me tapaste los ojos para ver si confiaba en tu guía
bailabas al lado de la columna del salón con el contoneo de una mujer-mujer
mientras te deseaba en silencio.
Quedaban pelos de tu gato muerto bajo el sofá cuando
comenzó nuestro declive,
observaba tu cabellera sobre tu espalda,
callado y en silencio para no molestar,
mientras tu boca.
Me besabas desde tus dientes-frontera
tus dientes que mordían sin boca
tu lengua con miedo de mi lengua.
Lloraba en la madrugada sobre el rojo sofá del primer verano
mientras dormías en la cama sobre el colchón manchado con el semen de otros.
Desaprender mas no aprender es igual a vacío.
Me debería haber ido entonces
dejarte acompañada de tu personaje.
Yo sólo quería una estantería para mis libros huérfanos,
una mesa de IKEA cuarenta centímetros más larga,
un lugar protegido del sol para poner mi planta de incienso
para poder acariciarla por las tardes y oler mis manos,
seguir alimentándome de nosotros.
Hoy necesitaba escribir este poema:
poema-desgarro
declaración-cordura
mantra para la progenie
resumen de un pacto incumplido de una promesa con garfios de flores,
de una sentencia sin juicio
sentencia con veredicto.
Decías que envejecer juntos era nuestro destino:
éramos tu familia, tu presente, el futuro.
No Era Verdad
No supe manejar tu miedo y tu miedo se hizo gigante,
tu miedo mordió fuerte
como dentellada de fiera en roca fría.
Por ello este poema no es una declaración de amor,
tampoco es una declaración de guerra,
son palabras ordenadas;
la oración del ateo anhelando un dios,
la contundencia de la mantequilla ante el cuchillo,
el estruendo del aire entre las hojas de los álamos en otoño
justo antes de caer a mi río.
Este poema es un exorcismo
una luz, una cizalla.
Este poema soy yo
este poema eres tú.
Este poema podría servir para que la palabra nosotros
no voltee su cuello si nos vemos por casualidad,
en cualquier calle o en la que es nuestra calle.
Del poemario Como el aire espeso, apuntes sobre el desamor
Se desvanece el hielo ante el rumor de la mano
como excusa ante las hojas caídas en el suelo.
Se desvanece la mirada,
como promesa tras un espejo con aristas,
sentencia para el animal.
Se desvanecen tu voz, tu pelo, tus manos,
tus dientes, tus piernas, tus hombros.
Nuestras lenguas desaparecen y
ya no puedo recordar tu rostro.
Es tarde, ahora comprendo que si un escarabajo puede leer su camino
en la ruta seguida por una estrella,
yo podría haber descifrado tu código,
el que hubiera abierto tu exoesqueleto,
el que evitaba poder dibujarte,
dibujarte con la misma delicadeza con la que un malabarista
dibuja en el aire sin manos aunque con bruma.
Del poemario Como el aire espeso, apuntes sobre el desamor

Semblanza
Francisco Carrascal es licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Sevilla. Trabaja como consultor especializado en aspectos relacionados con la gestión de residuos industriales y su impacto en el medio natural. Ha impartido clases sobre Medio Ambiente en diversas universidades españolas y colaborado como experto en cursos y masters relacionados con el entorno natural y el cambio climático. Posee numerosas publicaciones de carácter científico-técnico en áreas como la gestión de los espacios protegidos, la recuperación de ambientes degradados y la toxicología del medio natural por agentes tóxicos.
Autor de diversos libros y poemarios como Barra de arena, 22 relatos breves (2011, ediciones Padilla Libros); Hacia todos los rincones del tiempo y diez relatos breves (Tau editores), colección Miscelánea (2016); eMe (2013, ediciones Anaquel); Entre pliegues (2014, ediciones Padilla); Amante infiltrada (2015, editorial Anantes); Árbol mudo (2016, editorial Bucéfalo) y Sota, caballo....reina (2018, editorial Takara); Como metralla, apuntes sobre la soledad (2023, editorial Cordel d’prata); La sonrisa del caballo, apuntes sobre la crisis ambiental (2024, ediciones En Huida).
Es miembro de la Asociación Colegial de Escritores de España (ACE) y de la Red Internacional de Escritores por la Tierra (RIET). Colabora con la Asociación Cultural Naufragio en la revista Saigón. Ha sido finalista del II Certamen Umbral de la poesía en Valladolid (2015), en el III Premio Nacional de Poesía Poeta de Cabra (2015), en el III Certamen Umbral de poesía de Valladolid (2016). Ha participado como autor en diversas antologías y publicaciones colectivas.
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